#ElFaro | Evaluación y dineros para gobiernos / ¿Cuándo vuelve Ximena Sariñana?
DE DINEROS Y CALIFICACIONES A LOS GOBIERNOS Desde el gobierno estatal, ha habido múltiples declaraciones para quejarse o reclamar lo que consideran un maltrato de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador en términos de recursos federales entregados a la entidad: así lo ha manifestado el gobernador Ignacio Peralta, también el secretario de Planeación y Finanzas y el dirigente estatal del partido gobernante en el estado, el PRI, entre otros personajes que se han expresado en el mismo sentido.
Del otro lado, la delegada Indira Vizcaíno ha hablado de los incrementos que se dieron en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2019 tanto en el Ramo 28 como en el Ramo 33, y ha detallado el crecimiento que han tenido los recursos ejercidos en Colima para programas sociales federales, que asegura que se han incrementado cuatro veces lo que se entregaba hasta el año anterior —pasando de 50 a 200 millones por bimestre—, y que esta razón llegará a cinco veces para el 2020.
Pero más allá de quién cuenta con datos más precisos o quién tiene la razón, es también relevante cuál es la percepción que tienen los colimenses de uno y otro orden de gobierno. Nacho Peralta es el séptimo gobernador con peor evaluación del país, con una aprobación de 38% —según una encuesta de El Financiero—, mientras que a López Obrador lo aprueba el 75% de los colimenses, colocando al estado dentro del top 10 de mejor evaluación para el mandatario federal.
Dice el dicho que “obras son amores”; y algunos en la política y en las discusiones presupuestales transforman la frase en “pesos son amores”. Pero en la evaluación de los gobiernos y de los personajes políticos parece que hay otras variables que rompen este refrán: o la gente evalúa al gobierno federal con un criterio distinto a los recursos ejercidos en la entidad, o los pesos que están llegando tal vez se están sintiendo más que los que llegaban antes.
“Haiga sido como haiga sido”, el caso es que el presidente tiene prácticamente el doble de aprobación en Colima que el gobernador.
Estaba todo listo para una noche de fiesta, el clima hizo un poco de las suyas y quizás ahuyentó a parte a la concurrencia, pero aún así el Jardín Libertad estaba prácticamente lleno. Tras el acto formal de El Grito, vinieron las broncas, pero no con los artistas, sino con la empresa contratada para garantizar que el escenario tuviera todo lo necesario para que los músicos pudieran hacer lo suyo.
AudioRent falló: las plantas de electricidad —que a su vez subcontrató a otro proveedor— dejaron de funcionar en más de una ocasión y para el espectáculo estelar, las posibles soluciones se darían cuando Ximena Sariñana creía que ya no eran horas para cantar, así que se decidió posponer.
Ante esto, a la administración estatal le quedan dos tareas: uno, dar en breve la fecha en que esta cantante regresará a Colima, pues la gente se quedó con ganas de escucharla, además de que sabe que se pagó con recursos públicos y eso aumenta la exigencia; y dos, cuidar más a las empresas que contrata para eventos masivos, pues en esta ocasión quedaron como novatos… ¿O qué, son nuevos?
