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En la opinión de Rosalba Thomas: De insecticidas y otros plaguicidas dañinos

Tengo varios años con un tema en mente y es que, cada vez que se acerca la temporada de lluvias, crece una gran cantidad de maleza en nuestros jardines y no sabemos cómo eliminarla para evitar problemas de salud, así es que en estas épocas siempre recibo la misma pregunta: ¿qué es bueno para quitar la maleza de mi jardín?

Claro, hay muchos remedios, pero ¿sabemos qué contienen los productos que usamos para deshacernos de la mal llamada maleza? Me puse a investigar el tema y quiero comentarles mis hallazgos.

Por un lado, los plaguicidas comprenden un género de sustancias tóxicas que incluye a los insecticidas, fungicidas o herbicidas. Son sustancias que se utilizan para combatir muchos tipos de plagas: están los que atacan cultivos o vectores que transmiten enfermedades a seres humanos o animales, como cuando pasan fumigando en nuestras colonias para prevenir el dengue.

Sin embargo, aunque estos han ayudado a la agricultura para aumentar la producción de alimentos, hoy en día se rocían cientos de toneladas a los campos agrícolas en todo el mundo y esto también tiene altos costos en la salud humana y en el medio ambiente.

Por un lado, de acuerdo con el Catálogo Oficial de Plaguicidas de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en México están permitidos más de 180 ingredientes activos de plaguicidas altamente peligrosos. De acuerdo con la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos, A.C., el mercado de agroquímicos en el país tiene un valor anual aproximado de 15 mil 684 millones de pesos. Con esto te puedes imaginar qué está en juego cuando hablamos de prohibir alguno de ellos, ¿verdad?

En México, sólo en el año 2013 se aplicaron 31 mil 195 toneladas de herbicidas. Algunos de los más comunes se comercializan con los nombres de: Faena, Cacique 480, Nobel 62%, Lafam, Eurosato y Agroma, entre otros. Todos ellos contienen una sustancia llamada glifosato como ingrediente activo. Claro, tenía que encontrarme con el famoso glifosato, que apareció en casi todos los artículos que consulté para esta nota.

El glifosato es un compuesto que se utiliza en más de 750 herbicidas comerciales. Es un herbicida de amplio espectro o no selectivo, es decir, sirve para eliminar todo tipo de hierbas y arbustos; también se usa para eliminar humedad del aire o de alguna otra sustancia presente en el maíz, trigo, cebada, avena, frijol, papa, lenteja, garbanzo, entre otros, o también para acelerar y sincronizar la muerte de plantas y permitir la cosecha de granos o frutos en un periodo menor.

Sin embargo, también ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”, porque al exponerse a este compuesto (como cuando una persona fumiga sin protección adecuada) es posible intoxicarse riñones o hígado,  efectos gastrointestinales, cardiovasculares y respiratorios.

Lamentablemente, estudios científicos han encontrado el glifosato en lagos, arroyos, ríos, aguas subterráneas y en agua de lluvia cercana a zonas agrícolas, también en algunas áreas naturales protegidas afectando la biodiversidad existente en estos espacios. Además, existe evidencia de que provoca efectos adversos a diferentes organismos tales como peces, anfibios y agentes polinizadores como las abejas.

Un estudio indicó una probable relación entre el glifosato y la reducción de poblaciones de mariposa monarca (Danaus plexippus) debido a que este herbicida está eliminando las plantas de algodoncillo (Euphorbia heterophylla), de las cuales se alimentan las larvas de las futuras mariposas. Y si todo esto fuera poco, este producto se ha encontrado también en fluidos humanos, tales como la orina, sangre y leche materna.

El sector agrícola está en gran polémica por este tema y una de las alternativas posibles es cambiar poco a poco la agricultura de producción masiva de alimentos y enfocarnos en producir alimentos de forma orgánica, sin agrotóxicos y con una agricultura principalmente local, evitando los conservadores de nuestros alimentos.

Desafortunadamente el glifosato no es el único producto del que debemos cuidarnos, hay muchos otros que pueden poner en riesgo nuestra salud y debemos informarnos antes de comprarlos en emergencias. Recuerda que todo producto que elimina a un ser vivo puede también ser tóxico para nosotros. Finalmente, también es necesario saber que lo importante de un agente tóxico es la concentración y la cantidad, lo que puede hacerlo más o menos venenoso para nosotros, los seres que nos rodean y el medio ambiente.

¿Ahora que ya sabes un poco de los productos para terminar con la molesta maleza, estás seguro de querer quitarla de esa forma? ¿Te imaginas alguna otra alternativa más saludable para todos?
Compártela conmigo dejando tus comentarios.

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