¿Sirve de algo anular o abstenerse de votar?
Los electores desencantados con los candidatos que aparecerán en las boletas de las próximas elecciones tienen otras dos opciones: apostarle al abstencionismo o acudir a las casillas el 1 de julio pero anular el voto. La pregunta es: ¿se genera así un cambio positivo?
Especialistas consultados por EstaciónPacífico.com pusieron en duda la efectividad de estas medidas, al resaltar razones económicas, políticas y la debilidad del mensaje de inconformidad enviado al sistema.
La consejera presidenta del Instituto Electoral del Estado (IEE), Nirvana Rosales, dijo que si lo que se pretende es alcanzar un cambio, anular o abstenerse de votar no son la mejor opción, pues detrás del proceso electoral existe un trabajo para el cual se invierten recursos públicos, es decir que provienen de la propia ciudadanía.
“Hay diversos estudios que dan muestra de por qué un voto nulo no es la mejor opción (…) Detrás de todo esto hay mucho trabajo previo y con ello costos que provienen de un presupuesto público”, abundó en entrevista.
Para la funcionaria electoral, más que abstenerse de participar en la elección, lo adecuado es escuchar detenidamente las propuestas de los candidatos para entonces tomar una decisión en sintonía con los ideales de cada quien.
Jaime Valdez, consejero electoral de la Junta Local Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral (INE) en Colima, coincidió en señalar que el abstencionismo no representa una opción adecuada, pues a final de cuentas, los procesos de renovación de los cargos públicos “se tienen que dar” con periodicidad, y lo recomendable es que esos nuevos representantes populares cuenten con legitimidad de sus gobernados. Consideró que no acudir a votar únicamente empobrece la participación ciudadana.
“En la renovación de los cargos públicos descansa básicamente la acción de gobierno, es decir, todos aquellos servicios que se prestan a través de las entidades de los poderes legislativos, de los poderes ejecutivos de carácter federal y local, tienen el único propósito de ejecutar el gobierno. No podemos apostarle al abstencionismo porque en todo momento se pretende tener representantes populares con una fuerte carga de legitimidad”, explicó consultado por separado.
El funcionario federal descartó que estas posturas antivoto generen preocupación a las autoridades electorales, pues Colima está por encima de la media nacional en participación ciudadana en los comicios.
“En Colima estamos por encima de la media nacional referente a la asistencia de los ciudadanos a las casillas, estamos en 60% por arriba de la media, somos de los estados donde más se refleja la voluntad ciudadana para renovar los poderes públicos, pero los trabajos que desarrolla el INE no están diseñados para generar abstencionismo”, agregó.
El catedrático de la Universidad de Colima Ángel Méndez explicó que el anulismo produce un “daño relativo” al sistema electoral, pues de cualquier manera el voto queda legitimado y cuenta, a pesar de que no se elija a ningún partido, y añadió que quienes quedan afectados son los partidos pequeños, pues los más grandes ya tienen asegurada su base de votantes.
“Es muy relativo el daño que puedes hacer, entre comillas, al sistema electoral al ir a anular el voto, porque de todas maneras los votos van a contar en la cuenta global, aunque no beneficies a un partido en particular, pero finalmente el sistema electoral dice ‘estoy legitimado porque sí acudieron a la casilla los ciudadanos, aunque hayan anulado cientos o miles de votos’”, destacó.
—¿Cómo leen los partidos políticos el voto nulo?
“Con cierta indiferencia, porque los partidos aseguran el voto de su militancia y hacen cálculos. Sobre todo en un sistema electoral donde no hay mayoría absoluta, no hay segunda vuelta electoral para que alguien saque siempre el 51% de los votos, sino que el que saque más votos en términos relativos es el que llega”, indicó.
El docente de la Facultad de Derecho se pronunció a favor de la segunda vuelta electoral, al señalar que mientras esta no se tenga, “México seguirá teniendo gobernantes con bajos niveles de legitimidad”.
“Llevamos dos elecciones presidenciales al hilo, la de Peña Nieto y la de Calderón, donde cada uno de ellos no alcanzó ni el 51% de los votos… con la mayoría de los electores en contra, eso es una ilegitimidad de principio en un sistema democrático, y más cuando en casi todo el mundo hay segunda vuelta electoral. México es de los pocos países que no tienen segunda vuelta electoral”, comentó.