#ElFaro | Indira, Nacho y el Tucoin / Morena y la UdC, unidos en la cerrazón
INDIRA, NACHO Y EL TUCOIN Después de mucha especulación, conferencias de prensa para acusarla, denostaciones en tribuna, confirmaciones en exclusiva de la autoridad ministerial sobre la existencia del expediente, filtraciones de contenido del mismo y mucha grilla, la delegada federal en Colima, Indira Vizcaíno, salió a dar su versión sobre el caso Altozano. Primero declaró por escrito ante la Fiscalía y luego ante la opinión pública.
Palabras más o palabras menos, la funcionaria de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que no está preocupada, que la sustitución de áreas de donación es legal, que ha sido revisada por muchas autoridades y que el tema es político y no jurídico.
Y ya encarrilada, la funcionaria federal señaló que si quieren acusarla de hacer algo indebido, pues incluyan en la investigación a todas las autoridades que de una u otra manera participaron en avalar esta sustitución de terrenos, entre ellos el propio gobernador Ignacio Peralta, que publicó el plan parcial de urbanización.
¿Esta mención implica que doña Indira percibe al mandatario como el titiritero del Tucoin?
Los cabecillas de ambas partes sostienen profundas diferencias, pero tienen un aspecto central en común: la cerrazón.
Y es que si de parte de los legisladores, comandados por Vladimir Parra, no hubo suficiente trabajo político para abrir un debate previo y generar consensos, o al menos evitar un rechazo tan categórico de entrada por parte de la instancia que pretenden regular, la respuesta de los universitarios, encabezados por el rector Eduardo Hernández, de sentirse intocables está fuera de lugar, puesto que lo que se busca es actualizar una ley, lo cual es facultad básica del Congreso.
Existen diversas maneras de interpretar a qué se refiere la autonomía universitaria y hasta dónde pueden llegar las facultades del Congreso, se puede debatir, pero es justamente lo que no está sucediendo, con una bancada presentando un paquete de modificaciones sin decir agua va, y con un sector dirigente de la Universidad adelantando que impugnará y llamando al gobernador y a la comunidad a que los defiendan de un cambio que aún no se concreta a una legislación con 40 años de antigüedad a la que por lógica algo se le podría ajustar.
La obstinación sorpende más porque proviene de integrantes de un órgano que se pretende deliberativo, por un lado, y de los dirigentes de un sector cuya esencia es el debate argumentado.
Ojalá en el proceso que arrancó se genere un diálogo donde no se descalifique al otro de antemano, y se pueda abonar a la consolidación de una universidad que implique educación superior de calidad y mejores oportunidades para los colimenses.
