Se complica a cada minuto el rescate de Gerardo, de oficio pescador

Con cada minuto que pasa se complican las labores de rescate de Gerardo Suárez García de 66 años, de oficio pescador, desaparecido este lunes 10 de abril en la Laguna de Amela, ubicada en Chanchopa, Tecomán.

Su hermano, también pescador, fue quien solicitó el apoyo de las autoridades tras ver que Gerardo no regresaba a la orilla luego de su jornada laboral.

“Recibimos el reporte el lunes a las cinco de la tarde, desde entonces se ha hecho un intenso operativo de localización y búsqueda (…) el rescate se complica con cada minuto y cada hora que pasa”, detalló para Estación Pacífico, Roberto Campuzano, director de Protección Civil en Tecomán.

Esta no es la primera vez que un pescador desaparece en la Laguna Amela, en Octubre de 2019, Enrique, un jóven pescador de 29 años fue arrastrado por la corriente tras el paso de la tormenta tropical “Narda”, lo único que pudieron localizar en su búsqueda fueron sus sandalias.

Los factores en contra

Los principales factores que mantienen las labores de búsqueda contra reloj, son el fango que se encuentra en la Laguna y la fauna que en ella habita.

“Desafortunadamente el lodo puede mantener atascado su cuerpo impidiendo que salga a flote, también la presencia de cocodrilos que podrían encontrar el cuerpo y atacarlo, ellos entran en acción cuando algo está en descomposición, hoy todavía tenemos la esperanza de poder localizar su cuerpo”, indicó el director de Protección Civil en Tecomán.

Hasta 2016, el Centro Ecológico de Cuyutlán estimó la presencia de 209 cocodrilos en la Laguna Amela.

“Los pescadores están acostumbrados a hacer su actividad ahí, donde están los cocodrilos, es algo normal para ellos, ha habido ocasiones en las que algunos pescadores han sido atacados, la mayoría de veces porque no miden el peligro y entran a pie al lugar con algunos pescados, o porque los pisan, pero es muy difícil que los cocodrilos ataquen así sólo por hacerlo”.

Centran la búsqueda en las orillas de la Laguna

Debido a las condiciones de la Laguna, observó Roberto Campuzano, las jornadas de búsqueda se concentran en las orillas.

“Los vientos y el oleaje en el lugar nos permiten saber que, al salir (el cuerpo) a flote, lo va a dirigir a alguna orilla de la Laguna y es ahí donde estamos intensificando la búsqueda, el centro de la Laguna es tan claro que, en esa zona, nos facilita los avistamientos”.

La Laguna Amela tiene un diámetro aproximado de 7 kilómetros en su parte más amplia, hasta ahora, cada recorrido de búsqueda se ha logrado en un tiempo estimado de dos horas y media. Hoy, son decenas de personas las que colaboran en la localización del cuerpo de don Gerardo.

“Se ha unido mucha gente, más de 50 o 70 personas en distintas maneras, con lanchas, drones, ayer con una avioneta, algunos a pie pensando que el señor Gerardo haya podido salir a la orilla nadando (…) Hoy vamos a seguir coordinándonos con quiera apoyar armando logísticas de búsqueda por áreas”.

Los indicios encontrados

Durante las jornadas de búsqueda del pescador Gerardo Suárez García fueron encontrados algunos indicios: una panga de madera volteada, herramienta de pesca y restos de un trasmallo.

Conforme los días transcurren, las probabilidades de encontrarlo con vida son mínimas, sin embargo, se continúa uniendo esfuerzos con sus familiares, personas voluntarias, pescadores y elementos estatales y municipales de Protección Civil.

“Localizar su cuerpo nos ha sido muy difícil, esperamos poder entregar un resultado a los familiares, sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de que, en alguno de los casos, la localización sea negativa”, observó Erick González Sánchez, titular de la Unidad Estatal de Protección Civil.

A la espera de un milagro

A la orilla de la Laguna Amela, familiares de Gerardo Suárez han colocado un bulto de la Virgen del Rosario de Talpa de Allende, su fé para localizar el cuerpo del pescador recae en ella.

Ya han pasado más de 72 horas, no hay nuevos indicios en su búsqueda, la familia se limita a decir que se encuentran a la espera de un milagro.