López Obrador (y sus seguidores) derrocha triunfalismo en Manzanillo
Andrés Manuel López Obrador no viene a Colima a prometer. El candidato presidencial de Morena, con el triunfalismo que le da llevar toda la campaña en la cima de las encuestas, decreta desde ahora que dentro de seis meses, a partir del primer día del nuevo sexenio, arrancarán las medidas de su nueva política social.
“Vamos a aumentar la pensión para los adultos mayores desde diciembre, igual que el programa de los jóvenes”, anuncia ante miles de personas que acuden a escucharlo a la Unidad Deportiva Jaime ‘Tubo’ Gómez, en el puerto de Manzanillo, Colima.
Y la seguridad se contagia. Las demás candidatas de la coalición Morena-PT-PES que pronuncian discursos durante el mitin se refieren a él como “nuestro presidente”, aunque el proceso está apenas unos días más avanzado de media campaña de cara a la elección de 1 de julio. El trato dispensado ya no es el de presidente legítimo, sino de facto.
López Obrador derrocha triunfalismo, y también optimismo y grandilocuencia.
“¿Quieren saber cuál es el plan? Es construir aquí en la Tierra el reino de la justicia; eso es lo que queremos. Lo digo con otra frase: arriba los de abajo y abajo los privilegios. O de otra manera: por el bien de todos, primero los pobres”, abunda entre aplausos y vítores de sus simpatizantes.
“Va a empezar a correr la noticia por todo Colima, por el Pacífico, por el mundo. Ganó el Movimiento de Regeneración Nacional. ¡Viva México! Vamos a conseguir la cuarta transformación de la vida pública del país”, arenga en referencia a lo que se dirá el día de la elección.
El político tabasqueño derrocha también buen humor.
“No voy a ir a vivir a Los Pinos porque esa casa está embrujada, ahí espantan, aparece El chupacabras”, advierte.
“Dice Vicente Fox que estoy loquito… pues que diga lo que quiera, que estoy loquito o lopitos o como quiera. Yo le aconsejaría que se apure, que agarre la matraca, que ayude a (Ricardo) Anaya, al canallín”, añade sin dejar de moverse en el estrado de un lado a otro.
Pero, pese a estos derroches, el candidato expone su visión de que el poder es humildad.
“El poder no es fantochería, no es prepotencia. El poder es humildad, solo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás. El poder en su esencia es servir, es amor al prójimo”, explica.
“Ya se tiene que aprender la lección, que el peor de los ladrones es el político corrupto, y eso es lo que se va a acabar en México al triunfo de nuestro movimiento”, asevera.
El acto, para el que fueron instaladas cerca de 3,000 sillas que resultaron insuficientes ante el abarrotamiento, alcanza su momento culminante al llegar el candidato presidencial en punto de las 16:30 horas, 45 minutos después de la cita. Pese al retraso, el ánimo no decae sino que se mantiene durante la hora que duran los discursos, los tres que le preceden y el del tabasqueño.
Acompañan al presidenciable sus coordinadores regionales Bertha Luján y Marcelo Ebrard, así como el dirigente nacional del PES, Hugo Eric Flores. También su inseparable vocero, el colimense César Yáñez.
Antes de despedirse, promete regresar a Manzanillo como presidente electo a ofrecer un programa de desarrollo social e infraestructura para la región, e informa que en esta campaña visitará Colima capital dentro de aproximadamente 20 días.
“Ahí vamos a llevar a cabo el cierre de la campaña. Amor con amor se paga”, dice.
Al final, posa ante las cámaras con una playera que le obsequian con la leyenda “Yo tranquilo y aquellos nerviosos”.